La reciente decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) se ha visto atrapada en un dilema. En la decisión de tasas de interés de julio, aunque se mantuvo la tasa en un 4.25%-4.50%, las divisiones internas se han vuelto cada vez más notorias. Dos miembros importantes expresaron por primera vez que, dado que la economía podría enfrentar riesgos de recesión, se debería considerar una reducción anticipada de tasas. Sin embargo, el presidente de la Fed, Jerome Powell, se mostró cauteloso sobre si se reducirán las tasas en septiembre, enfatizando la necesidad de basarse en más datos económicos para tomar una decisión.
Esta declaración ha hecho que las expectativas del mercado sobre una reducción de tasas en septiembre se desplomen del 65% al 45%, y los inversores ahora creen en general que la reducción de tasas puede retrasarse hasta noviembre o incluso diciembre. Una de las razones de esta situación es que el PCE subyacente sigue siendo más alto de lo esperado, permaneciendo en el 2.5%. Además, el impacto de la política arancelaria ha llevado a un aumento en los precios de muchos productos del 30% al 40%, lo que dificulta que la Reserva Federal elija entre reducir las tasas y controlar la inflación.
Los indicadores económicos actuales presentan una situación contradictoria: por un lado, el PIB del segundo trimestre creció un 3%, y las acciones tecnológicas continúan en aumento; por otro lado, la demanda en el mercado inmobiliario ha disminuido un 3.8%, y aunque la tasa de desempleo se mantiene en un nivel relativamente bajo del 4.1%, el mercado laboral podría estar debilitándose silenciosamente.
Powell enfatizó que la principal responsabilidad de la Reserva Federal es mantener el pleno empleo y la estabilidad de precios, y no considerará el costo fiscal del gobierno. Esta postura disminuye aún más la posibilidad de una reducción de tasas en septiembre.
A continuación, los datos económicos de agosto serán clave. Si la tasa de inflación subyacente cae por debajo del 2.3% y el número de nuevos empleos es inferior a 70,000, la probabilidad de una reducción de tasas en septiembre podría aumentar hasta el 70%. Pero si la tasa de inflación aumenta por encima del 2.8% debido al impacto de los aranceles, o si el crecimiento del PIB cae por debajo del 2%, es posible que no haya recortes de tasas este año.
Para los inversores, actualmente se deben evitar los activos sensibles a la Tasa de interés, como las acciones tecnológicas de alta valoración, y mantener una alta proporción de efectivo, esperando la publicación de los datos de agosto. Si la Reserva Federal emite señales de un recorte preventivo de tasas, se puede considerar comprar bonos del gobierno de EE. UU.
En general, la Reserva Federal está buscando un equilibrio entre los datos económicos y la presión política. La dirección de la política futura dependerá en gran medida de los datos económicos que se publicarán en agosto, que serán un factor clave para determinar la próxima acción de la Reserva Federal.
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SadMoneyMeow
· Hace55m
Trabajador frío
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MoonlightGamer
· hace16h
orden larga alcista de bonos del gobierno de EE.UU.
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MEVHunterNoLoss
· 07-31 07:52
Powell dudó de nuevo.
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AirdropChaser
· 07-31 07:48
La principal estrategia es mantener la estabilidad en situaciones de riesgo.
La reciente decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) se ha visto atrapada en un dilema. En la decisión de tasas de interés de julio, aunque se mantuvo la tasa en un 4.25%-4.50%, las divisiones internas se han vuelto cada vez más notorias. Dos miembros importantes expresaron por primera vez que, dado que la economía podría enfrentar riesgos de recesión, se debería considerar una reducción anticipada de tasas. Sin embargo, el presidente de la Fed, Jerome Powell, se mostró cauteloso sobre si se reducirán las tasas en septiembre, enfatizando la necesidad de basarse en más datos económicos para tomar una decisión.
Esta declaración ha hecho que las expectativas del mercado sobre una reducción de tasas en septiembre se desplomen del 65% al 45%, y los inversores ahora creen en general que la reducción de tasas puede retrasarse hasta noviembre o incluso diciembre. Una de las razones de esta situación es que el PCE subyacente sigue siendo más alto de lo esperado, permaneciendo en el 2.5%. Además, el impacto de la política arancelaria ha llevado a un aumento en los precios de muchos productos del 30% al 40%, lo que dificulta que la Reserva Federal elija entre reducir las tasas y controlar la inflación.
Los indicadores económicos actuales presentan una situación contradictoria: por un lado, el PIB del segundo trimestre creció un 3%, y las acciones tecnológicas continúan en aumento; por otro lado, la demanda en el mercado inmobiliario ha disminuido un 3.8%, y aunque la tasa de desempleo se mantiene en un nivel relativamente bajo del 4.1%, el mercado laboral podría estar debilitándose silenciosamente.
Powell enfatizó que la principal responsabilidad de la Reserva Federal es mantener el pleno empleo y la estabilidad de precios, y no considerará el costo fiscal del gobierno. Esta postura disminuye aún más la posibilidad de una reducción de tasas en septiembre.
A continuación, los datos económicos de agosto serán clave. Si la tasa de inflación subyacente cae por debajo del 2.3% y el número de nuevos empleos es inferior a 70,000, la probabilidad de una reducción de tasas en septiembre podría aumentar hasta el 70%. Pero si la tasa de inflación aumenta por encima del 2.8% debido al impacto de los aranceles, o si el crecimiento del PIB cae por debajo del 2%, es posible que no haya recortes de tasas este año.
Para los inversores, actualmente se deben evitar los activos sensibles a la Tasa de interés, como las acciones tecnológicas de alta valoración, y mantener una alta proporción de efectivo, esperando la publicación de los datos de agosto. Si la Reserva Federal emite señales de un recorte preventivo de tasas, se puede considerar comprar bonos del gobierno de EE. UU.
En general, la Reserva Federal está buscando un equilibrio entre los datos económicos y la presión política. La dirección de la política futura dependerá en gran medida de los datos económicos que se publicarán en agosto, que serán un factor clave para determinar la próxima acción de la Reserva Federal.